Hola Hoy quiero hablarte de síndromes culturales ¿Qué sabes de ellos? ¿Has oido hablar de la mollera caída, el susto, el mal de ojo, el empacho…? Un síndrome cultural muy interesante es la mollera caída. Si trabajas con bebés sabrás que cuando un bebé se deshidrata, un signo muy común es la fontanela hundida. Los bebes no tienen las suturas de cráneo todavía cerradas y cuando están deshidratados esa zona en la parte superior de la cabeza donde tendría que cerrarse el craneo, se hunde. Esta parte de la cabeza en español se conoce como la mollera, así que la mollera caída es exactamente eso, la fontanela hundida. El tratamiento sería llevar al niño al hospital para que le ayuden con la re hidratación, bien oralmente si puede beber o con una vía (I.V.) si el equipo médico lo cree necesario. El problema es que en la creencia popular de algunas comunidades latinas se piensa que la causa de la mollera caída es que el bebé se cayó al suelo y se golpeó la cabeza o que se le quitó demasiado rápidamente de la succión de la leche, del biberón o del pecho materno y el craneo ha hecho un efecto ventosa, por eso está hundido. La solución suele ser llevarlo a un curandero a que le devuelva la mollera a su sitio. Con practicas como por ejemplo meter los dedos en la boca del bebe y empujar el paladar hacia arriba o golpear las plantas de los pies del bebe para que el aire haga subir la mollera. Algunas veces incluso poniendo al niño cabeza abajo. Bien, pues después de muchos años enseñando esta lección de síndromes culturales a mis estudiantes de español médico y viendo vídeos e investigado sobre el tema, por fin el otro día me encontré con la primera paciente que creía que su hijo tenía mollera caída. La doctora antes de entrar en la habitación me explicó un poco el caso. Me dijo que el bebé no podía comer por sí solo, no sabían por qué, y le tenían que decir a la mamá que para irse a casa iba a necesitar un tubo de alimentación directamente al estómago, un tubo de gastrostomía (G-Tube). La mamá estaba muy triste por el problema de su hijo, pero muy agradecida por la atención de todo el equipo médico y les dijo que confiaba en ellos y que si tenían que hacer la gastrostomía, ella les daba su consentimiento pero…. …que le gustaría si los doctores pudieran asegurarse antes de la cirugía si lo que el niño tenía no era la mollera caída. La explicación que dio es la siguiente: “En mi país (Guatemala) hay muchas madres de bajos recursos económicos, que como no pueden llevar a sus hijos enfermos al doctor o al hospital, los llevan al curandero, a la medicina tradicional, y muchas veces encuentran un bulto, una bolita dura en el paladar. Esto se llama la mollera caída, y el curandero presiona con los dedos la bola del paladar hacia arriba. Entonces el niño vomita un líquido amarillento y eso es que ya esta solucionado, la mollera ya subió y la bolita desparece del paladar ¿No será eso lo que tiene mi hijo?” Como el problema de su bebé era que no podía comer por sí solo, la mamá pensaba que podría tener esa bola dura en el paladar y por eso no comía. La mamá era muy dulce y ella me decía “yo ya sé que los doctores saben mas que yo y confío en ellos, pero por favor asegúrese de que miran que no sea la mollera caída lo que tiene mi niño, porque es una enfermedad de nuestros país y aquí (USA) no la conocen”. Yo me quedé un rato hablando con la doctora y la trabajadora social explicándoles un poco más sobre la mollera caída. Esa tarde volví a casa pensando en el bebé con la mollera caída. Dos días después volví al hospital y me dijeron que tenía que ir a la habitación del mismo paciente a interpretar para la mamá que le iban a explicar cómo manejar la bomba de alimentación con el tubo de gastrostomía. ¡Qué lástima!, que lo que tenía Diego no era la mollera caída. Ana |
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